Ya estamos ahí, haciéndonos notar en el espacio, como en las películas futuristas. Hasta ahora era ciencia ficción, pero eso de las naves espaciales capaces de disparar ya no es cosa del cine. Estas mismas navidades se lanza la sonda y el verano que viene disfrutaremos de un bonito espectáculo de fuegos artificiales en el cielo.
El cometa Tempel 1 se acerca a la Tierra. Si todo fuera normal, su paso a unos 150 millones de kilómetros de nuestro planeta transcurriría sin novedad entre junio y julio de 2005, pero algo ha cambiado para ese cometa: va a servir de diana móvil para la NASA. Le vamos a abrir un bonito ombligo acompañado de un "Saludos desde la Tierra".
La sonda "Deep Impact", denominada así por razones fílmicas obvias, se lanzará por medio de un cohete el próximo 30 de diciembre desde el Centro Espacial Kennedy, en Florida, donde parece que se encuentra ya. Entre el 1 y el 4 de junio próximos liberará un proyectil de cobre de 400 Kg que colisionará con el cometa a unos 36.000 Km/h, formando un cráter equiparable a varios campos de fútbol.
En este enlace se muestran todos los detalles, incluyendo animaciones:
http://deepimpact.jpl.nasa.gov/
A muchos nos encantaría estar en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en Pasadena, California, en el momento del impacto. Y no por los datos que se vayan a obtener, sino, en primer lugar, por ver si han apuntado bien... por ver si funciona, vamos; y en segundo, por disfrutar de primera mano del numerito y de la escena del impacto y el consiguiente festival de fuegos artificiales. Sí, si tienen buena puntería lo veremos de todas formas, pero lo bueno es estar ahí y verlo en directo.
Que sí, vale, que aceptamos que el proyectil tiene como objetivo penetrar profundamente en el interior del cometa, ya que dicen que quieren obtener datos del mismo porque su composición apenas ha variado desde su origen. Vale, muy bien, pero que no nos nieguen que además existe cierto morbillo por aquello del peligro de los asteroides erráticos que nos amenazan desde el espacio. Que acepten que están afinando el tiro para que no nos pase como a los dinosaurios. Que, de verdad, todos estamos interesados y contentos de que así sea, contentos de saber que alguien vela por nosotros.
Si atinan en la diana, todos seremos felices; si fallan, también, porque nos echaremos unas risas. Pero en cualquier caso el episodio de la Deep Impact va a ser llamativo. Es interactuar con el propio espacio exterior, no ser sólo meros observadores o darnos una vuelta por él. Además, no lo neguemos, es meterle un pepinazo a un cometa en movimiento. Eso nos producirá morbo, que no nos quepa duda. Y a la NASA le supondrá un cierto impulso, que está en horas bajas y necesita de emociones fuertes para recuperar protagonismo... y presupuesto.
Y tampoco neguemos que cuando las fuentes de la NASA han aclarado que ni la relativa cercanía del cometa ni el propio impacto del proyectil representarán una amenaza para la Tierra, pero permitirán efectuar un estudio de los orígenes del Sistema Solar, a todos nos ha quedado un regustillo de "Pero antes que los datos sobre la composición del cometa y del Sistema Solar, nos enseñarán algo del impacto ¿no?"; quedando tranquilos cuando las fuentes, de toda confianza, dijeron: "Si todo funciona según lo previsto, las imágenes de la colisión serán captadas por cámaras del cohete, que las transmitirá a través de las antenas de la "Deep Space Network" (DSN)."
Perfecto, entonces perfecto. Y además, nosotros orgullosos porque, aparte de las estaciones del Mojave (California) y Camberra (Australia), una estación del DSN situada en Robledo de Chavela (Madrid) será imprescindible para que el programa Deep Impact funcione ininterrumpidamente sin verse afectado por la rotación terrestre.
Veremos el espectáculo. Esperemos que apunten bien. Como fallen, nos van a dejar con cierto desasosiego hasta que acierten en alguna misión similar... Pero no, no van a fallar. Al cometa ese le van a meter un proyectil de cobre en todas las entrañas. Faltaría más.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario