Según sus cuatro fabricantes -que ya consiguieron la patente para fabricarlo en serie- “el auto está provisto de ojos, cejas, lagrimales y otras características que lo convierten en objeto orgánico. Una experiencia única para el conductor”.
Si usted va manejando y quiere demostrar su enojo por el taco en las calles, el automóvil puede agacharse un poco -tal como si fuera un león a punto de saltar- y emitir una luz roja por los focos, algo digno de una película de ciencia ficción.
La idea de los creadores es ayudar a comunicarse mejor entre los conductores, mostrando diversas expresiones en el vehículo como enojo, llanto, risa o hasta guiñar un ojo en caso de una chica bonita. E incluso mover la antena trasera de un lado a otro, imitando el gesto de los perros cuando están contentos.
Los usuarios pueden intervenir sus estados de ánimo desde el interior del vehículo, todo con un juego mecánico y de luces.
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