EL PAÍS pide perdón por la utilización de las imágenes del atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York, ocurrido el 11 de septiembre de 2001, para una campaña de captación de suscriptores a ELPAIS.es. Esta lamentable campaña, realizada a través de mensajes por correo electrónico, se apoyaba en dos fotografías de Nueva York, una con las Torres Gemelas y otra sin ellas, bajo el título “Un día da para mucho. Imagínese lo que puede suceder en tres meses”. La promoción comenzó el pasado lunes, 13 de septiembre, y fue remitida a más de 50.000 destinatarios antes de su cancelación, el miércoles día 15.
EL PAÍS, su empresa editora y el Grupo Prisa lamentan profundamente que se haya utilizado como soporte publicitario una tragedia, que en este caso costó la vida a más de 2.700 personas. Pedimos perdón por ello a las víctimas y a sus familiares, a los ciudadanos de Nueva York que vivieron más directamente aquella agresión, a cuantos han visto invadido su correo electrónico por tan ominoso mensaje, y a los lectores todos del diario.
Cualquier explicación es insuficiente ante la cadena de errores que ha llevado al lanzamiento de esta campaña, que algunos de nuestros lectores han calificado con justicia de repugnante. Compartimos el rechazo que han expresado en numerosos mensajes y cartas al director y lamentamos lo sucedido.
El grupo PRISA ha abierto una investigación interna para aclarar cómo se decidió poner en circulación esta campaña promocional y adoptar las medidas adecuadas. De manera inmediata ha pedido a la empresa encargada del buzoneo electrónico que se dirija a todos los destinatarios de la campaña para pedir disculpas.
EL PAÍS quiere expresar una vez más, como lo ha hecho en sus 28 años de vida y a lo largo de sus casi 10.000 números, su solidaridad sin fisuras con las víctimas del terrorismo. Tal como decía el artículo editorial de EL PAÍS del 12 de septiembre de 2001 y ratificamos hoy en todos sus términos, aquellos atentados alcanzaron a todos los ciudadanos biennacidos, sin distinción de fronteras ni continentes, y constituyeron un ataque “contra quienes compartimos los mismos principios democráticos que en nuestro país tanto costó conseguir”.
Los bárbaros atentados que luego se han sucedido en todo el mundo, entre otros lugares en Madrid, no han hecho sino confirmar la necesidad de una actitud firme y democrática ante el terrorismo, de la que debe quedar excluida toda utilización irresponsable de este tipo de acontecimientos.
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