miércoles, marzo 23, 2005

No es que sea tonto; es que es suicida (elMundo.es)

Dice un antiguo refrán: 'De los amigos líbreme Dios, que de los enemigos ya me cuido yo'. Más de uno necesita esa intervención divina para perder su pertinaz manía de pegarse tiros en los pies. Entre ellos la Agencia France Presse, que ha conseguido que Google retire sus materiales del servicio Google News, tras demandar al buscador. Tan 'inteligente' como la retirada en ciertos países del derecho a prestar en bibliotecas el último libro de Gabriel García Márquez. No comprender lo que está pasando y escuchar demasiado a sus departamentos jurídicos está llevando a esas empresas y autores a cometer errores serios que dañan su negocio. Sus amigos les están haciendo la puñeta; lo que están haciendo va más allá de lo estúpido.

Muy inteligente, AFP; un revendedor que distribuye gratis tu producto por todo el mundo, llevando clientes a tus clientes, y lo espantas vía juzgado. Muy listos, editorial Ramdon House Mondadori: impedir que la gente acceda al libro de Gabriel García Márquez en las bibliotecas sin duda 'contribuirá' a mejorar el conocimiento público de su obra. Cualquier tendero comprendería instantáneamente que este tipo de medidas, por muy respaldadas que puedan estar por la ley (y es discutible), son contraproducentes, para el negocio de AFP y de Gabriel García Márquez. Pero lo que es obvio para un comerciante es incomprensible para determinados departamentos jurídicos, que están dispuestos a defender los intereses de sus clientes hasta asfixiarlos, si es necesario.

Lo que está ocurriendo no es fácil de entender. Están cambiando las categorías, el mismo significado de las palabras, el contenido de los conceptos. Y quien sea incapaz de adaptarse a ese cambio no sobrevivirá.

Un ejemplo de esta disonancia cognitiva: un reciente estudio británico alega que los escolares que utilizan más ordenadores obtienen menores puntuaciones en los exámenes tipo internacionales, lo cual pone en duda (argumenta el artículo) la utilidad de los ordenadores en la educación. ¿No podrá quizá en duda la utilidad de los tests estándar del siglo pasado en el mundo informatizado? ¿No será tal vez más importante para los jóvenes saber usar ordenadores que acumular listados y conocimientos memorísticos?

No hacerse ese tipo de preguntas y escuchar demasiado a sus abogados perjudica en la práctica a las empresas. ¿Quién venderá más sus servicios de agencia de prensa, una desconocida AFP o una archiconocida Reuters, citada por doquier en la Red? ¿Qué es más importante, vender 1.000 libros más o que no te conozcan varios millones de personas?

Sócrates contaba cómo cuando un dios ofreció el don de la escritura al primer faraón egipcio éste lo rechazó, argumentando que escribir destruiría la memoria de los hombres. Tenía razón, como la tenían quienes condenaban en sánscrito a quienes escribían los Vedas en lugar de fijarlos en sus memorias. A largo plazo, sin embargo, la pérdida de capacidad memorística que hemos sufrido de resultas de nuestra exposición a la escritura no parece habernos dañado demasiado. Antes al contrario: liberados de las limitaciones de capacidad de almacenamiento del cerebro humano, hemos sido capaces de avanzar mucho más y mucho más rápido, dedicándonos a interconectar conocimientos en lugar de aprenderlos de memoria.

La Red funciona así, pero además permite establecer directamente esos enlaces entre conocimientos diversos. De donde se deduce que si no estás en la Red, si no eres visible en ella, dejas de participar en el desarrollo del conocimiento humano. Pasas a ser invisible. Lo cual es malo, y además es un pésimo negocio.

Por eso la lógica de la propiedad intelectual clásica está podrida. Llevarla a sus últimos extremos no sólo es perjudicial políticamente, no sólo daña a la gente, no sólo obliga en la práctica a instalar un estado policial; es que además es mal negocio para os creadores y editores de ideas. Porque retira sus obras de la corriente principal del pensamiento. Porque los convierte en marginales, y a sus ideas en desconocidas y ajenas.

Es hora de ir cambiando de mentalidad y preparándonos para los cambios que ya está sucediendo. Lo contrario lleva directamente a la irrelevancia. Como le va a ocurrir a AFP y a García Márquez, si no rectifican. Como le ocurrirá a cualquiera que no filtre los consejos de sus letales amigos del departamento legal con un poco de sentido común.

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