Diez tecnologías que merecen morir
Por Bruce Sterling
Octubre de 2003
http://www.technologyreview.com/articles/Sterling1 003.asp?p=0
Algunas tecnologías son tan descaradamente molestas que la raza humana se regocijaría si fueron eliminadas. Una sociedad sabia respetaría a sus jóvenes técnicos innovadores por los servicios rendidos al aniquilar tecnologías obsoletas que son las peligrosas resacas de anteriores generaciones, menos avanzadas. Permítanme ofrecer algunos candidatos.
1. Las armas nucleares.
Uno puede hacer algunos argumentos sólidos con respecto a la energía nuclear, los radioisótopos médicos son bastante manejables, mientras la nave espacial para largos viajes apenas sí puede funcionar con ninguna otra energía, pero no hay ninguna razón por la que nosotros debamos seguir pretendiendo que necesitamos freír trozos enteros de continentes. No sólo es torpe técnicamente las armas nucleares, sino que muestran un deseo de muerte más ajustado a al-Qaeda que a una civilización.
Hoy en día, un estado bien organizado puede borrar prácticamente cualquier objetivo imaginable con la esquisita exactitud del GPS. Las bombas convencionales y de racimo pueden ser de cualquier tamaño o potencia que el ejército pudiera necesitar. Esto deja a las bombas nucleares con una sóla función ideal: el terrorismo. Son armas excelentes para los que jóvenes antigubernamentales las desplieguen contra los centros de gobierno. Son bastante inútiles para que los gobiernos las desplieguen contra los terroristas. Entonces ¿por qué los gobiernos todavía están fabricando estos objetos caros, peligrosos y fácilmente robables?.
Si todas las armas nucleares desaparecieran mañana, la situación militar actual no se alteraría ni una pizca. EE.UU. todavía sería el mayor jefe militar. Y sería mucho menos probable que nosotros nos despertásemos una mañana para encontrarnos que echamos de menos París o Washington.
2. Energía basada en carbón.
El carbón no es tanto una "tecnología" como una completa escuela de ellas, todas ellas malas o peores. El carbón fué el combustible original de la revolución industrial. El carbón impulsó los primeros motores de vapor cuyo sentido era bombear agua estancada fuera de las minas de carbón. Impulsó a los ferrocarriles cuyo principal objetivo era trasladar el carbón.
Desgraciadamente, hemos estado haciendo éste truco del carbón durante unos doscientos años, y el carbón está poniéndose más horrible cada día. Si tus ecónomos rivalizan con los de Enron, puedes afirmar que el carbón es un combustible barato. Añade la lluvia ácida, el daño al clima y los gastos médicos, y rápidamente se vuelve obvio que el carbón es una amenaza. El carbón vomita al aire más contaminantes imperecederos por unidad de energía que ningún otro combustible fósil. La extracción del carbón destruye inmensos tractos de tierra. La minería de carbón es uno de los trabajos más peligrosos del mundo.
Si el carbón desapareciera mañana, no lo extrañaríamos: EE.UU. perdería una cuarta parte de sus provisiones de energía. Pero ese déficit, aún cuando es intimidatorio, no puede compararse con la perspectiva horrible de los cielos teñidos de negro sobre China y los mares que se salen fuera de sus lechos. Cuanto más pronto nos libremos de esta afición destructiva, menos que tendremos que lamentarnos.
3. El Motor de Combustión Interna.
Yo tengo que confesar que, como un ciudadano del anterior siglo 20, extraño el fuerte, acongojante THRAAAAGH de una motocicleta de dos tiempos. Y litro por litro, caloría por caloría, la gasolina es de verdad la reina de los combustibles líquidos. No obstante, si estás dentro de un garaje cerrado con algún motor de combustión interna encendido, te matará. Eso es una pena. Incluso los mejores motores expelen un hedor lacrimoso.
Los motores de combustión interna son grandes y pesados. Son difíciles de poner a punto, y desperdician mucha energía en transportar su propio peso. Se consiguió un gran sistema de alimentación construido internamente, pero se necesita que sea reemplazado por células de hidrógeno y de combustible, tecnologías que son más sencillas, más seguras y más limpias. Si quieres ruidos fuertes de motor, ¿por qué no simplemente los grabas y los reproduces en el estéreo de tu automóvil?.
4. Bombillas incandescentes.
En realidad, estos tristes dispositivos son "bombas de calor". Se supone que es una tecnología de iluminación, pero producen nueve veces más calor que iluminación. La luz que dan, hay que reconocerlo, todavía es más bonita que la asustadiza luz de los fluorescentes compactos y de los diodos emisores de luz. Pero todavía no tiene nada que ver con la luz natural del día.
Además está el coste de bombillas, su fragilidad, el reciclaje, la inmensa pérdida de energía, de vidrio y de tungsteno, la molestia de los acondicionadores de aire corriendo para luchar contra el calor llameante… afrontémoslo, estos cachivaches merecen desaparecer.
Serán reemplazados por una tecnología superior, barata, fría, y proyectada con precisión, que emite longitudes de onda visibles ajustadas automáticamente al globo ocular del usuario. Nuestros descendientes mirarán fijamente estos alambres envueltos de vacío como si fueran linternas de aceite de ballena.
5. Minas terrestres.
El planeta ya está alborotado con las interesantes protestas de las organizaciones no-gubernamentales contra las minas terrestres. Sus quejas tienen un sentido perfecto cuando comprendes que las minas terrestres son ideales para que exploten a los ciudadanos una vez que la guerra ha terminado.
Durante una guerra, unos pocos soldados tropiezan con las minas terrestres, ya que las minas son puestas por enemigos que están esperando con rifles. Sin embargo, cuando los ejércitos se desmovilizan, y siempre lo hacen, las minas terrestres no matan nunca más a los combatientes. Ellas matan al ganado, a los chavales más brillantes y más inquietos, y a los hombres y mujeres que pasean y que intentan restablecer la habitabilidad en el planeta.
Hay algo que decir con respecto a la costumbre de automatizar las bombas para que puedan matar personas sin intervención humana. Después de todo, hay una fuerte tendencia técnicaí, que favorece fuertemente a las sociedades avanzadas con ingenieros, por encima de aquellas sociedades que sólo cogen las azadas y los hachas para ataques de rabia tribal. Pero es de tontos fabricar y desparramar dispositivos letales que no saben cuándo ha terminado una guerra.
6. Vuelos espaciales tripulados.
Uno odia ver que esta deslumbradora tecnología funciona, pero cuando uno aparta el romance, no queda gran cosa. Gracias a décadas de investigación biológica, ahora está bastante claro que volar alrededor del sistema solar es malo para salud de uno. Sin las saludables tensiones de la fuerza de la gravedad en el esqueleto de cada uno, los huesos humanos se deterioran igual que ocurre durante un reposo prolongado en la cama, mientras los músculos se atrofian. Los rayos cósmicos pasan a través de las paredes de la nave espacial y de los cuerpos humanos, mientras las explosiones solares freirán a los astronautas tan diligentemente como cualquier bomba nuclear. Yo no menciono el hecho de que la nave espacial es inherentemente endeble y peligrosa, porque eso es una parte importante de su atractivo.
China está a punto de enviar el primer "taikonauta" a órbita, volviéndose tardíamente la tercera potencia espacial tripulada del mundo. Como una prueba de la voluntad nacional y su destreza, el programa espacial chino es inmensamente preferible a la invasión de Taiwán. Prometo observar el vuelo espacial tripulado chino con gran interés, y puede que incluso compre pegatinas y calcomanías de la misión, pero francamente, no hay mucho más alli. No han habido hombres o mujeres fuera de la órbita baja terrestre desde hace 30 años. Y nosotros no parecemos echarlos de menos de ninguna forma cuantificable.
Hay una pequeña diferencia con caminar sobre la luna, dejar banderas y huellas, y retirarse entonces. El asombroso precio para enviar un kilogramo a órbita no ha bajado en décadas. Mientras tanto, la nave espacial no tripulada es desarrollada cada año que pasa más pequeña y más capaz. Hasta que nosotros nos tratemos con bioingeniería para disfrutar de los rayos cósmicos, o hasta que consigamos cohetes que puedan subir una cápsula hecha de plomo sólido, esta tecnología pertenece a los estantes de los museos.
7. Las prisiones.
No está nada de moda sugerir que las personas transgresoras podrían rehabilitarse si son tratadas decentemente. Pero aún cuando los delincuentes deben ser castigados implacablemente, borrados de la vista de las personas decentes, y contenidos en un ghetto gigante para dos millones de personas, hay maneras mejores, más baratas, y más eficaces que las que utilizamos.
Los nuevos monitores electrónicos y la informática ubicua ofrecen oportunidades suficientes. Éstos no necesitan ser vistos como formas leves de represión; simplemente podrían ser tan crueles y raras como le pudiera parecer a cualquiera.
Pierde tu visado interior norteamericano (anteriormente conocido como "licencia de conducir") y te encuentras que los comerciantes no aceptan tu crédito, que las líneas aéreas no te transportan, que para tus radiantes sonrisas y tu buena conducta, sólo recibes fuertes represiones. Los aeropuertos americanos se han vuelto centros de encarcelamiento en todo menos en el nombre, pero puedes conseguir una refresco allí y escuchar muzak. Así por qué llevamos a cabo estos mismos gestos rituales detrás de barrotes de hierro, con uniformes, y en camiones de transporte? Técnicamente, es redundante.
8. Implantes cosméticos.
Hay algo aberrante en dilatar la viviente carne humana implantando grandes cantidades de una substancia extraña. No para aquellas personas que sacrificarán su vanidad (por supuesto que están fuera de la cuestión) pero cualquier verdadera tecnología médica avanzada simplemente dejaría crecer la carne en la forma deseada, usando el propio metabolismo humano, al contrario que las inyecciones de masilla de cristal. La silicona imitación de la carne (y lo mismo para el gel, las sustancias salinas y el colágeno) es demasiado para intenciones genuinamente cosméticas.
9. Detectores de mentiras.
Evidentemente, no funcionan. Podrían tener algún uso incierto para aumentar la tensión psicológica de un interrogatorio, pero la contestación galvánica de la piel y el ritmo del corazón tienen poco que ver con el proceso de mentir. El uso de detectores de mentiras es básicamente un ritual de brujería que permite a las empresas grandes mentirse a ellas mismas sobre la fidelidad de sus empleados.
Aún cuando los detectores de mentiras funcionaran junto con los recientemente inventados escaneos cerebrales de resonancia magnética nuclear, sólo serían una intrusión orwelliana. Además, probablemente habría una revolución social de los principales actores de la sociedad, desde la cima hasta el fondo, que tendrían que confesar que fabrican sus vidas fuera de la rutina y de los buenos deseos. La versión pública oficial de nuestras acciones, razones, y oportunidades están severamente divorciadas del mundo privado de nuestros pensamientos internos. Si nos obligaran a confrontar y a revelar el funcionamiento de nuestro cerebro a través de medios tecnológicos, la mayoría de nosotros descubriría pronto que llevamos vidas medio rotas de silenciosa desesperación intelectual en la que cualquier pensamiento pequeño de cualquier clase tiene lugar.
10. Los DVDs.
El DVD fué el cacharro electrónico adoptado más ávidamente por el consumidor en la historia, pero no me sentiría bien si no me quejara de lo malo de estas cosas. Lo primero y peor es que los DVDs son intolerablemente frágiles. Cualquier ventaja que uno recibe de "imágenes más claras" (¿en cuál superpantalla HDTV, exactamente?) es rápidamente eliminada por los efectos catastróficos de una sola huella dactilar o un arañazo. Además, al igual que los CDs, los DVDs como objetos físicos son deformables y descomponibles en láminas.
Aún más aborrecible es la malvada publicidad no deseada firmemente grabada en los DVDs que le fuerza a uno a soportar los anuncios que eran fácilmente evitables con la tecla de avance rápido de los vídeos. El diseño de protección contra copia CSS (Content Scrambling System) no funciona, y el precio por piratear DVDs es grande porque, al contrario de las cintas, los datos digital no se degradan con la reproducción. Así que los DVDs tienen la parte mala de la piratería y el crimen organizado, sin la parte buena de una sencilla libre distribución libre. Algún día se pondrá al descubierto para lo que realmente son: para dañar colateralmente a los consumidores con la miseria de la industria del espectáculo, en guerra sin fin contra los medios de comunicación digitales
Bitacora de Carpanta
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