Cuentan en algunas Escuelas de Negocio que, en Italia, en un pequeño pueblo industrial del norte, existía media docena de fabricantes de baterías de cocina. La competencia era durísima y los precios se copiaban y cambiaban con cada movimiento de uno de los fabricantes. Un día, uno de ellos, cuyo hijo había hecho un MBA en una prestigiosa escuela italiana, decidió dejar en manos de dicho hijo el negocio. Éste, lejos de seguir la misma estrategia, buscó al mejor diseñador italiano del momento y creó una nueva línea de baterías de cocina en la que cada elemento era una pequeña joya de diseño, con un precio veinte veces superior al de su competidor más cercano. Hoy es líder mundial de su sector gracias a su apuesta por el diseño.
Queremos acercar a nuestros lectores, preocupados en muchos casos por el diseño, a los premios que la revista Business 2.0 y la no menos conocida compañía de diseño >Frog Design convocan para el 2005. Como en el caso descrito, buscan casos de diseño que haya contribuido a mejorar los márgenes operativos de una empresa, y no sólo reconocer las cualidades de belleza o imagen.
Los Bottom Line Design Awards estudiarán los efectos positivos del diseño en las marcas que lo han encargado y lo que ha significado como parte integral de una política comercial que considera dicho diseño como una de las claves. En principio, los premios están abiertos para las categorías de electrónica de consumo, ordenadores y periféricos, objetos para el hogar y entornos comerciales, aunque no se descartan otras nominaciones.
En España tenemos diseñadores de gran calidad, pero al contrario de lo que sucede en Italia o en los EEUU, la mayoría de ellos sufre un entorno de trabajo en el que se valora poco su genialidad. Pocos consejeros delegados españoles apostarían por el diseño como una de sus claves estratégicas. Curiosamente, lo es en muchos casos. Merece la pena seguir este premio, aprenderemos mucho sobre la forma en la que el diseño influye en la cuenta de resultados de las empresas que apuestan por él.
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